Lo que no es sencillo en el contexto histórico actual. La conciliación familiar es cada vez más difícil de compaginar con el desarrollo profesional de la mujer. Las distintas administraciones y nuestras leyes no sólo no apoyan, sino que, en muchos casos penalizan a las mujeres cuando se quedan embarazadas. Por eso
retrasar el embarazo e intentar buscarlo lejos de la edad de máxima eficiencia reproductiva es una elección frecuente en las mujeres españolas, en aras a culminar objetivos profesionales, económicos o de estabilidad en la pareja. La contrapartida no es sólo la dificultad para lograr el embarazo.
Conviene ser muy persistente porque llevamos años reclamándolo desde la Sociedad Española de Obstetricia y Ginecología (SEGO) y desde la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) sin que parezca que este problema acuciante afecte a ninguna instancia, ni se ponga medio alguno para intentar corregirlo.
La mejor
prevención de la disfunción reproductiva es intentar llevar una vida sana, evitando el sobrepeso y las adiciones al tabaco, al alcohol, etc… Sólo un detalle: se estima que una mujer fumadora necesita el doble de tratamientos de fecundación in vitro para lograr el embarazo, que una mujer no fumadora.