Cuándo preservar la fertilidad masculina

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Preservación de la paternidad: ¿en qué casos se recomienda?


Aunque el hombre no produce un número finito de espermatozoides de cara a ser padre, algunas condiciones médicas, tratamientos y cirugías afectan severamente a la fertilidad masculina, situaciones frente a las que las clínicas de reproducción asistida ofrecen soluciones preventivas.

A priori, ser padre puede no resultar tan acuciante en lo que respecta al reloj biológico masculino en contraste con el de la mujer, que nace con un número limitado de óvulos y cuya franja de edad fértil está bastante acotada. Sin embargo, contar con una edad avanzada puede afectar a la cantidad, morfología y la movilidad de los espermatozoides, mientras que padecer un cáncer, entre otras condiciones médicas, también puede mermar la fertilidad del hombre. En estos casos, la congelación de esperma en el momento oportuno y en un centro especializado de cara a su futura utilización en el marco de un tratamiento de reproducción asistida, permitirá a estos pacientes no renunciar a la opción de ser padres.


Congelación de esperma


La criopreservación de espermatozoides en un banco de muestras en nitrógeno líquido a -196º C es una técnica rutinaria y segura que llevan muchos años practicando las clínicas de fertilidad. Además, resulta más económica que la congelación de óvulos, oscilando entre los 200 y los 700 euros, según el centro.

Antes de utilizarse en un procedimiento de reproducción asistida, la muestra ha de ser analizada mediante un seminograma que se ajuste a los parámetros de referencia establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). A continuación, ha de ser cribada y congelada, para prevenir la transmisión de enfermedades infecciosas y que mantenga sus posibilidades futuras de fecundación correctas. El requisito básico para que esos espermatozoides puedan participar en una futura gestación es que haya algunos móviles y sin alteraciones morfológicas. 

La muestra se puede preservar por tiempo indefinido y cada clínica definirá sus condiciones económicas de mantenimiento.

Gracias a la congelación de esperma, un hombre que se va a someter a una cirugía próxima a los genitales o va a recibir un tratamiento para el cáncer que padece, podrá postponer el momento de ser padre sin comprometer el éxito de la técnica de reproducción asistida a la que se someta su pareja.
 

Criopreservación de tejido testicular


En ocasiones sin el eyaculado no se obtienen espermatozoides se conserva tejido testicular en el que encontramos espermatozoides móviles que pueden congelarse.

Una opción en fase de experimentación para preservar la paternidad al margen de la congelación de esperma consiste en extraer, congelar y almacenar tejido de los testículos con la intención de volver a implantarlo pasado un tiempo, cuando las condiciones sean más propicias para el paciente. Se trata de un método que aún se encuentra en fase de investigación, pero para los menores que no han llegado a la pubertad y van a someterse a un tratamiento oncológico a base de quimioterapia constituye la única forma de preservar su fertilidad a futuro. Y es que las terapias hormonales antineoplásicas atacan especialmente a las células que se subdividen muy rápido, como ocurre con las células cancerígenas, pero también con los espermatozoides. Recientemente, un estudio publicado en la revista PLOS Biology ha confirmado que la reimplantación años después de este tejido en animales reactivó la producción de espermatozoides por parte de las células madre correspondientes. Eso sí, la congelación de corta duración se ha mostrado más efectiva en este sentido que la de décadas de duración.

Cuándo está indicada la preservación de la paternidad


Los casos en los que está indicado que el hombre preserve su paternidad son los siguientes:

  • Pacientes oncológicos que van a someterse a tratamientos a base de quimioterapia o radioterapia que pueden afectar a la calidad seminal.
  • Pacientes con cáncer en los que un tumor impide el correcto funcionamiento del aparato reproductor, provoca alteraciones hormonales o merma la producción de espermatozoides.
  • Varones que, a causa de un cáncer, se van a someter a la extirpación de un testículo (orquiectomía), la extirpación de ambos por un cáncer de próstata (orquiectomía bilateral), la extirpación de la próstata y las vesículas seminales (prostatectomía radical), la extirpación de la vejiga, la próstata y las vesículas seminales (cistectomía radical) y cirugías tales como la extirpación de ganglios linfáticos, que pueden dañar nervios que intervienen en la eyaculación.
  • Varones seropositivos que precisan lavados de semen para no transmitir a su descendencia su enfermedad infecciosa.
  • Pacientes que no puedan eyacular por alguna cuestión física (eyaculación retrógrada) o psicológica (bloqueo psicológico). En estos casos se puede valorar la obtención a partir de una biopsia testicular o aspiración de epidídimo, el conducto del aparato reproductor masculino donde los espermatozoides terminan de madurar antes de ser expulsados al exterior.
  • Transexuales que vayan a someterse a una operación de cambio de sexo, pero que no descartan ser padres en el futuro.
  • Varones con lesión medular cuya muestra puede obtenerse por electro o vibroestimulación o mediante biopsia testicular o del epidídimo.
  • Varones que producen pocos espermatozoides con buena morfología y movilidad, y cuya situación se podría agravar con el tiempo.
  • Varones que simplemente quieren postponer el momento de ser padres, por motivos personales o profesionales, y que quieren contar más adelante con espermatozoides que han producido antes de cumplir los 40 años de edad, de modo que la edad no sea un factor que reduzca las probabilidades de éxito de una técnica de reproducción asistida.
  • Varones que no van a poder estar presentes el día que su pareja se someta a un tratamiento de fertilidad.


¿Cómo afecta el cáncer a la fertilidad masculina?

Hay determinados tipos de cáncer que afectan más a la fertilidad del hombre, como son por ejemplo el cáncer de testículo, el de próstata, la leucemia y el linfoma de Hodking

Hay que tener en cuenta que el grado de afectación de la fertilidad a causa de ese cáncer estará sujeto a una serie de factores, como la edad del paciente, el estadio y ubicación del tumor, los fármacos antineoplásicos que tiene prescritos y su dosis, y el nivel de radiación recibida y en qué parte del cuerpo.

Cada vez hay más oncólogos sensibilizados acerca de informar a sus pacientes sobre los riesgos que su enfermedad y tratamiento pueden conllevar para su capacidad de ser padres. 

Por eso, y ante un diagnóstico temprano, es conveniente que el paciente recabe toda la información posible sobre sus opciones para preservar su fertilidad en centros especializados en reproducción asistida.


Bajo recuento de espermatozoides


La forma habitual de obtener la muestra de esperma es que el paciente la vierta en un recipiente estéril, similar a dónde se recoge la orina para analizar, así como su movilidad y morfología, factores importantes que predicen el éxito de futuras técnicas de reproducción asistida.

Si en el eyaculado entregado existe un bajo recuento de espermatozoides se congelará la muestra y se valorarán las opciones futuras. Sólo si no hay espermatozoides, no se mueven o hay características que hagan sospechar una infección no se congelará esa muestra. Las causas de este bajo recuento pueden variar entre una incorrecta toma de la muestra, lo cual no tiene por qué implicar un problema de salud, hasta la presencia de bacterias que puedan afectar a la movilidad espermática o alteraciones genéticas que deriven en una alteración de la fertilidad masculina. El especialista en fertilidad practicará al paciente la prueba específica que corresponda en cada caso para encontrar la mejor solución a su situación.

Según explica la Clínica Mayo, se produce nuevo esperma en los testículos continuamente y los espermatozoides tardan entre 42 y 76 días en madurar. Por tanto, un análisis actual del esperma es un reflejo del ambiente y los cambios a los que el paciente ha estado expuesto en los últimos tres meses, tanto beneficiosos como perjudiciales.

Un proceso febril puede alterar la calidad y cantidad de espermatozoides, mientras que una infección provocada por una bacteria también puede causar estragos en la fertilidad masculina, algo que no tiene por qué ser más que un episodio puntual, siempre que se siga el tratamiento médico adecuado.

Algunas condiciones médicas que afectan a los espermatozoides son aquellas que afectan a los testículos (varicocele, hidrocele y criptorquidia), enfermedades genéticas, trastornos hormonales (hipogonadismo, hiperprolactinemia, hipertiroidismo, hipotiroidismo y diabetes), así como anomalías en los conductos seminales y glándulas relacionadas.

La edad también es un factor determinante de la calidad de la muestra. A partir de los 40, el varón produce menos espermatozoides y estos tienen más riesgo de presentar fragmentación de su ADN. La avanzada edad del varón también se ha asociado a complicaciones en el embarazo como la preeclampsia, parto prematuro y bajo peso del recién nacido.

Cuando no se encuentran alteraciones claras, el médico podría valorar recetar al paciente algún suplemento alimenticio para mejorar los resultados de un seminograma.
 
 

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